no he perdido nada. esta afirmación me es muy reconfortante en ciertas situaciones, y suelo repetírmela a menudo. muchas veces echo de menos objetos, personas, sentimientos o sensaciones que probablemente no vuelva a tener jamás porque "las he perdido", pero en realidad no he perdido nada. todo eso fue mío de alguna forma en algún momento. no he perdido nada. el recuerdo va a seguir estando mientras viva, aquella muñeca de trapo rubia con un vestido verde que vi por última vez antes de la mudanza está presente en mí cada vez que me acuerdo de ella, y aunque la eche en falta seguro que no la he perdido, y pasa lo mismo con todos los amigos que tenía y que ya no tengo (pero sí tengo, solo que en otro formato). debo repetirlo internamente muchas veces porque se me da muy mal dejar ir y odio el cambio y cualquier cosa asociada a él.
era necesario guardar este pensamiento de alguna forma para no perderlo. no puedo perder nada, ni siquiera una frase tan tonta como "necesito dormir envasada al vacío", que últimamente está muy presente antes de irme a dormir porque deseo notar las sábanas con todas las células de mi piel. el concepto tiene su gracia si le das un par de vueltas.
me gustaría ser una especie de grabadora viviente y poder reproducir de forma fidedigna el 90% de conversaciones que tengo con mis amigos, pero por ahora debo conformarme con recordar cuatro detalles contados y revisarlos en un monólogo interno mientras escribo aquí.
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